Toda entidad pública y privada es susceptible de hurto, robo o fraude por propios y extraños, así como de sabotaje, pérdida de información y otros. Por ello, un administrador moderno debe tomar estos riesgos en consideración desde el inicio de sus actividades, ya que su prevención es siempre más oportuna y económica que el daño y/o costo que pueden representar



